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GarcÃa López, José Luis
Dibujante e historietista español, nació en Pontevedra - España el 26 de marzo de 1948.
Tras apenas cuatro años en su tierra natal, emigró con su familia a Buenos Aires, Argentina. Desde pequeño se vio atraído por los cómics estadounidenses editados en Argentina, sobre todo por los de sus ídolos Alex Raymond y Roy Crane, así como por los realizados por los artistas autóctonos. Esta fascinación por la historieta hizo que a los once años siguiera un curso de dibujo por correspondencia, del que al parecer obtuvo buenos resultados, puesto que «a los 12 [años], llevé mis muestras a las compañías editoras y aprendí muchas cosas sobre el entintado, el lápiz, el papel que debía usar, etc.». Aunque ya a los dieciséis años empezó a publicar, decidió cursar estudios en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, consciente de que nunca sería capaz de mejorar sin una base sólida de conocimientos artísticos.
Sobre las influencias recibidas en el principio de su carrera ha señalado las obras Flash Gordon, Rip Kirby y Príncipe Valiente, así como la labor de Hugo Pratt. Más tarde comentaría: «Una de las primeras cosas que hice cuando fijé mi residencia en USA, fue sustituir a Joe Kubert en su Tarzan para la DC. Traté de imitar al máximo su estilo de dibujo. Es lógico que algo de su forma de hacer historietas me haya quedado.».
En la primera compañía para la que trabajó realizó labores de dibujo, coloreado, rotulación y recomposición de historietas procedentes de EE UU para su publicación en Argentina. Después de hacer algunas adaptaciones de clásicos al cómic, trabajó junto a David Mangiarotti para la Editorial Columba en el serial “Roland el corsario”, publicada en la revista Fantasía a principios de los años setenta, y con guiones de H. G. Oesterheld. Más tarde pasó a glosar sus aventuras en solitario haciendo el lápiz, la tinta y el color, permaneciendo en total dos años en el serial. También para Columba dibujó junto a E. G. Seijas “El reloj de la eternidad”, una miniserie con guión de Ray Collins, y “Soledad de dos”, historieta para la revista Intervalo, ésta con guión de Armando Fernández. Para la última publicación citada realizó asimismo numerosas historietas de romance. Es por entonces que comenzó a trabajar para la editorial estadounidense Charlton, a donde destinó historietas de monstruos en un principio, si bien durante los siguientes cinco años realizaría todo tipo de historias en las series Ghostly Tales, I Love You, Hollywood Romances, Johnie Love, Just Married, Love Diary, Romantic Story, Sweethearts, Teen Confessions, Time for Love, entre otras, y estableció contacto con Dick Giordano, editor por aquel entonces de Charlton y futuro colaborador en DC Comics.
Debido a la delicada situación política del país, en 1974 marchó a Estados Unidos, a Nueva York concretamente. Se estableció profesionalmente en DC, en la serie Action Comics, realizando labores de entintado sobre los lápices de Dick Dillin y Curt Swan. Continuó afianzando su estilo con trabajos para DC (tinta, portadas para distintas series y algunos lápices en Weird War Tales y Detective Comics), Gold Key, para la cual dibujó pequeñas historietas de 6 u 8 páginas en revistas como Grimm’s Ghost Sories o Twilight Zone. No es hasta finales de 1975 que realiza su primera serie de forma continuada: los lápices y portadas de los seis primeros números de Hercules Unbound. Pero el encargo que le dio verdadera relevancia en el mercado estadounidense y que comenzó a llamar la atención de los aficionados fue el trabajo que realizó con el personaje Jonah Hex, primero en Weird Western Tales y más tarde en la serie con título propio, siempre con guiones de Michael Fleisher. Durante mucho tiempo consideró García López es este como su mejor trabajo.
A pesar de que él mismo reconoció que le costó adaptarse al cómic de superhéroes, los jerifaltes de DC no debieron pensar lo mismo, puesto que durante los últimos años de la década de los setenta y primeros de los ochenta, García López ilustró muchas aventuras de Superman y Batman en series como Action Comics, Detective Comics, Superman, World’s Finest Comics, Adventure Comics, Brave and the Bold y DC Comics Presents, realizando portadas, lápices o entintando a otros autores. Se podría decir que su trabajo con Superman sentó cátedra, ya que sería la imagen que él dio al personaje la que ha retenido en su memoria la mayor parte de la afición. Esto queda subrayado por el hecho de que, después del éxito del primer cross-over entre las compañías Marvel y DC, el famoso Superman vs. The Amazing Spider-Man, él sería el encargado de dibujar el segundo título de estas características en 1981, Batman versus Hulk, con guión de Len Wein y tintas de Giordano.
A principios de los años ochenta comenzaron a ponerse de moda los videojuegos. Era la época de los Spectrum, Commodore y Atari. Precisamente fue Atari la que, en un intento de atraer más público y de crear una especie de mitología en torno a sus productos, comenzó a regalar cómics con sus videojuegos (algo en lo que influyó que tanto Atari como DC pertenecieran a la corporación Warner). De esta forma, en los cartuchos de juegos se incluyeron pequeños cómics (tenían que caber en la caja) con el título de Atari Force, guionizados por Roy Thomas y Gerry Conway y dibujados por Ross Andru y Gil Kane, con tintas de Giordano. Estas historias no eran de excesiva calidad, y se pensó en hacer una miniserie de cuatro números bajo el título Star Raiders, dibujada por García López y con guión de Elliot S. Maggin. Pero las ventas no acompañaron y el proyecto de miniserie fue cancelada cuando ya estaban dibujadas 45 páginas. Paul Levitz sugirió que se convirtiera en una historia larga de 60 páginas, lo que obligó a García López a volver a dibujar algunas para comprimir la miniserie. Finalmente, esta obra se convirtió en la primera graphic novel de DC. Por cierto que, para justificar el elevado precio de la misma, 5’95 $, tuvieron que sacarse una nueva línea de cómics prácticamente de la manga: encargaron a Julius Schwartz la tarea de dirigir esta serie de “novelas gráficas”, con adaptaciones de historias de autores punteros de ciencia ficción, como Frost and Fire, de Ray Bradbury, ilustrada por Klaus Janson, o Demon with a Glass Hand, de Harlan Ellison, ilustrada por Marshall Rogers (también obtuvieron las ofertas originales Hunger Dogs, de Jack Kirby, y Medusa Chain, del filipino Ernie Colón).
Aplicando el color directo de forma poco convencional en el mercado estadounidense de su tiempo, García López intentó así convertir un encargo en una obra personal, que después no tuvo continuación en su carrera. Star Raiders era la adaptación al cómic del videojuego del mismo nombre, y fue el preámbulo del segundo volumen de Atari Force. La serie, que fue iniciada en enero de 1984, introdujo caracteres nuevos dentro de las coordenadas de los anteriores títulos, y rescató algunos personajes de los minicómics. Con guiones de Conway y tintas de Ricardo Villagrán, este título sería recordado durante mucho tiempo como una de las mejores obras del gallego.
García López no era un dibujante rápido, y dibujar la serie Atari Force comportó un gran esfuerzo para él, de tal modo que tuvo que trasladar su habitual residencia desde Miami (reconoció que pasaba demasiado tiempo en la playa) a Long Island, en Nueva York, para estar más cerca de los otros profesionales. Poco a poco fue abandonando la serie; tras dedicarse a dibujar lápices y portada en los primeros doce números –con un paréntesis en los números 4 y 5– se dedicó exclusivamente al entintado de la portada hasta el número 18.
Cuando finalizó su colaboración en Atari Force, reorientó su carrera en otra dirección. A partir de este momento no volverá a encargarse de ninguna serie regular, y solo realizará algunos arcos argumentales, miniseries o proyectos especiales, aparte de portadas, ilustraciones y trabajos de entintado. Como ejemplo sirve que en 1985 le reclamen a sustituir a George Pérez en la serie The New Teen Titans, y sería el lápiz de GL el idóneo para la exploración que Wolfman hizo del trasfondo mitológico de Wonder Girl. El argentino alternó este trabajo con la realización de portadas de varias series y de fichas para la colección Who’s Who, un intento de ordenación del nuevo universo DC (entre ellas, las de los personajes de Atari Force).
Tras pequeños trabajos en títulos como Adventures of the Outsiders, Heroes Against Hunger o la adaptación al cómic de la película Supergirl, en 1986 llevó a cabo una de las obras más significativas en su carrera. De la mano del guionista Andrew Helfer retomó al personaje Deadman, con el que ya había trabajado en la serie Adventure Comics en 1979, sobre guiones de Len Wein, y en el DC Comics Presents #24. Este personaje, creado en 1967 en Strange Adventures #205 por Arnold Drake y Carmine Infantino, demandaba una revisión tras la actualización del universo DC realizada a mediados de los años ochenta. De esta forma, el olvidado “hombre muerto” volvía a caminar entre los personajes de DC en una miniserie de seis números donde García López demostraba una vez más su sabio conocimiento de la expresión, del movimiento y, sobre todo, de la narración mediante viñetas. De nuevo volvió a ser reclamado por Deadman para realizar los lápices de las portadas de la reciente miniserie Deadman. Dead again (2001), en cuyos números 5 y 6 figura como artista invitado.
El siguiente gran paso en su carrera vino de la mano de otra miniserie. En este caso Cinder and Ashe, de nuevo en colaboración con Conway. Este trabajo supuso un alejamiento de la temática fantástica y superheroica (posiblemente un alivio para García López) y uno de los más brillantes trabajos del autor. Ambientada entre la guerra del Vietnam y la actualidad, mezcla el thriller con una historia detectivesca de forma magistral, apoyada por los soberbios dibujos de García López y la magnífica labor de coloreado de Joe Orlando.
En la década de los años noventa su firma se prodigó menos, y quizás esto influyó de alguna forma en el conocimiento por parte del gran público de este autor. A pesar de tener un número de fieles seguidores y de ser admirado entre los profesionales de forma general, no alcanzó a ser ese hot artist que otros muchos con menos méritos han sido. Pero García López no necesitó de aquel reconocimiento (si hay algo que destacan todas las personas que han conversado con él es su increíble modestia) y por supuesto no significó su abandono de la historieta, ya que desde los años ochenta se dedica a hacer guías de estilo para la editorial DC, sobre todo para los personajes de Superman y Batman. Estas guías de estilo son utilizadas principalmente para la gran cantidad de mercadeo que genera DC, pudiéndose encontrar la obra de García López en platos, ilustraciones promocionales, pegatinas, cromos, llaveros, y muchos otros objetos, además de servir de modelo para las estatuillas que elabora DC de sus personajes. Este trabajo en la sombra es más grato para el autor, que sin embargo no quiere perder el contacto con el medio, de ahí que muchas veces se dedique a labores de entintado, para “no perder la mano”, aunque precisamente no crea en la labor del entintador: «Incluso los mejores entintadores no pueden hacer justicia a los dibujos a lápiz de otros artistas (...) Es como tener un hijo y que lo críen otros padres.»
Así pues, comenzó los años noventa con una miniserie en formato prestige ideada por Howard Chaykin, Twilight, cuyo argumento gira en torno al crepúsculo de la civilización en un futuro lejano en el que son introducidos varios personajes DC de ciencia ficción, como los Star Rovers, Manhunter 2070, Tommy Tomorrow, Star Hawkins y el Museo del Espacio. Según Chaykin, la obra estaba pensada para «que el dibujante tenga la oportunidad de saltar al estrellato que le han negado guionistas más incapaces». Quizás el guionista se esforzó demasiado en demostrar que no era incapaz, ya que García López declaró más tarde: «Yo tampoco la entendí del todo». Esto no fue obstáculo para que el dibujante hiciera patente que aún podía recargar más su estilo sin perder fuerza en su composición y expresividad.
Después de esto, José Luis continuó entintando y dibujando las portadas para un serial de Legends of the Dark Knight, “Venom”, con guiones de Dennis O’Neil y dibujos de Trevor Von Eeden y Russell Braun. También entintó la adaptación al cómic de la película Batman Returns, dibujada por Steve Erwin. Otra de las cabeceras que se nutrió de los lápices de García López fue la línea Elseworlds, dedicada a ambientar historias de los personajes clásicos de DC en universos alternativos, lo cual posibilitaba más creatividad a los autores, en principio. Hasta la fecha, GL ha colaborado en Batman: The Blue, The Grey and The Bat (1992), entintando los lápices de Russell Braun, con un Batman inmerso en la Guerra Civil americana; realizando las cubiertas de Batman: Dark Knight of the Round Table (1998), con Batman en la Edad Media; y dibujando Superman: Kal (1995), con el superhombre rondando por la Inglaterra medieval; Batman: Reign of Terror (1999), una especie de adaptación del superhéroe al mito de El Zorro; y ya más recientemente, con el guionista Steve Vance, en Superman Inc. (1999) y Superman: Realworlds (2000). Esto sin abandonar sus labores de entintador (en Superman y en otro serial de Legends of the Dark Knight, “Grimm”) y de portadista (en Wonder Woman de John Byrne).
Hay que destacar el hecho de que, desde su entrada en DC a mediados de los setenta, García López apenas laboró para otras editoriales. El caso más significativo sería el de su más directa competidora, Marvel Comics, para la que GL solamente hizo una ficha de Wonder Man y el número de la línea Amalgam dedicado a Dr. Strangefate (y, en este caso, curiosamente en un cómic donde se fusionan Dr. Extraño, de Marvel, y Dr. Fate, de DC). Además, ha trabajado para Image en Images of a Distant Soil, para Tiger Comics en Phantasy Against Hunger, y poco más. De hecho, cuando firmó en 1999 un contrato en exclusiva con DC comentó que no era esta la primera vez que había tenido la oportunidad de firmarlo, pero que no lo había visto necesario.
Actualmente sigue trabajando en portadas, labores de entintado, proyectos especiales, siempre en el seno de DC.
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