Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori
del 2 de diciembre de 2006 al 26 de febrero de 2007
Feria del Libro de Junin
Me siento muy honrada que me hayan pedido escribir estas líneas para el catálogo de este merecido homenaje a mi querido padre.
No dudo que él fue uno de los mas grandes humoristas del siglo XX, y el mas completo, porque además de dibujante humorista fue escritor, poeta, ceramista, ilustrador, publicista y pintor.
Desde sus tiras vespertinas en “La Razón” y sus semanales tapas de “Billiken”, acompañó y alegró a dos generaciones de argentinos de todas las edades. Como Flax, brindó una mirada aguda, pero no exenta de ternura, sobre la realidad política nacional e internacional.
Vista a la distancia su obra parece hoy hasta ingenua, pero es el reflejo de una sociedad que también lo era en cierto modo, y fundamentalmente, de su personalidad que puso el buen gusto y la calidad estética por sobre cualquier otra consideración.
Papá, con mi orgullo de ser tu hija, mi cariño y admiración, te dejo con tu público.
Cecilia Palacio
La primera vez que vi. a Lino Palacio fue como si un estudiante de artes se encontrara con Picasso, o un aficionado al cine se cruzara con Orson Welles, o un amante de la computación se viera con Bill Gates. Si en ese entonces me hubieran dicho que con el tiempo, ese señor llegaría a ser mi amigo y compartiríamos cenas, exposiciones, viajes y proyectos, no lo hubiera podido creer.
Siempre sentí por él esa silenciosa admiración que tenemos los dibujantes por aquellos que hacían lo que nosotros quisimos por vocación y amor llegar a hacer siempre.
Creador de uno de los personajes claves en la fecunda trayectoria de nuestra historieta. Fino colorista en las tapas tradicionales y tiernas de Billiken, y humano observador en un tema tan tremendo como las crueles guerras con el seudónimo de Flax.
De él, toda una generación aprendió que el buen humor es aguda observación y limpieza en el trazo y el mensaje. Se dice que en nuestra profesión, siempre, un dibujante refleja lo que es.
En el caso de Lino Palacio no hubo excepción, fue un caballero con tantas cualidades, que ha dejado como huella para siempre un ejemplo de artista, pero por sobre todo, de SEÑOR, con mayúscula.
Tal vez hoy, sentado en una nube al lado de Don Fulgencio, mire lo que pasa en el mundo, con esos ojos llenos de sabiduría y piedad.
Carlos Garaycochea
Presidente Asociación de Dibujantes de la Argentina
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